Meditación de la Semana
Domingo 20 del tiempo Ordinario
Señor, prende tu fuego en el mundo.
Fuego para purificar las conciencias, calentar las entrañas frías,
iluminar las zonas oscuras, los caminos y sendas que nos llevan a tu presencia.
Fuego para incendiar todas las barreras y murallas, poner en ascuas los corazones.
Fuego para calcinar las cuerdas que nos atan.
Fuego para avivar las mechas humeantes, los rescoldos de toda obra buena. Fuego que dé calor al mundo, que abrase la maldad y la mentira, que haga llamear la justica.
Tu fuego, Señor, es llama y hoguera, horno y brasero, lámpara y faro, cirio pascual que ilumina el camino a la Vida. Fuego que da brillo a tu Iglesia
Tu fuego que arde sin consumirse, que levanta los ánimos caídos, que infunde calor de vida en el hielo, fuego que prende y enamora.
Lumbre interior, llamarada incontenible, volcán, rayo, rescoldo mañanero
Prende el fuego de tu amor en el mundo, Señor. ¡Ojalá estuviera ya ardiendo!