Meditación de la Semana
DOMINGO DE RAMOS
¡Bendito el que viene, el Rey de Israel! ¡Hosanna al Hijo de David!
Como aquellos niños, aquella gente, también te aclamo Señor Jesús.
Aunque con la misma facilidad, grito ¡crucifícalo!
Me conoces, y sabes de mi debilidad, mi pecado. Mi cambio, y muchas veces, no para bien
Por eso te necesito, necesito tu Palabra, tu presencia, tu cuerpo y tu sangre que me das en comunión.
Necesito ver tu rostro, misericordia del Padre, lleno de dolor, tu cuerpo ensangrentado, coronado de espinas, clavado en la cruz, para que en mis noches oscuras, noches de dolor y soledad encontrar en ti la fuerza necesaria para resistir y no ceder a la desesperanza, para confiar.
Que el contemplar tu cruz me lleve a la gloria
Que el ver tu cuerpo dolorido me ayude a comprender y ofrecer mi dolor, como Tú lo hiciste.
Sí, yo también hoy te grito, como los niños hebreos: bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel. Hosanna en el cielo.